Código 1 [+/-]

Junio 2016

Estimados Hermanos(as)
Solo quisiera que usted puedar tomarse 5 minutos para leer el siguiente articulo de fé.:




Por Charles Spurgeon  "Chequera del Banco de la Fe"

 Que el Espíritu Santo, el Consolador, inspire al pueblo del Señor con renovada fe!
Yo sé que, sin Su poder divino, todo lo que pudiera decir sería inútil; pero bajo Su
influencia vivificadora, aun el más humilde testimonio afirmará las rodillas débiles,
 y fortalecerá las débiles manos. Dios es glorificado cuando Sus siervos confían en
Él sin reservas.

“Y tú has dicho: Yo te haré bien.” Génesis 32: 12.
Esta es la vía segura de prevalecer con el Señor en la oración: podemos
recordarle humildemente lo que Él ha dicho. Nuestro Dios fiel nunca se retractará
de Su palabra, ni la dejará sin cumplimiento; sin embargo, Él quiere que Su
pueblo le pida y le recuerde Su promesa. Esto es un refrigerio para la memoria del
pueblo, es un avivamiento a su fe, y una renovación de su esperanza. La palabra
de Dios es dada, no para Su beneficio, sino para el nuestro. Sus propósitos están
establecidos, y no necesita nada que lo obligue a Su designio de hacer el bien a
Su pueblo; pero Él da la promesa para nuestro fortalecimiento y consuelo. Por
esta razón Él desea que argumentemos la promesa, y que le digamos: “Tú has
dicho.”
“Yo te haré bien” es justamente la esencia de todos los dichos misericordiosos del
Señor. Hay un especial énfasis en la certeza. Él nos hará bien, un bien real, un
bien duradero, sólo el bien y toda clase de bien. Nos hará bien, y esto es
hacernos bien en el grado más alto posible. Él nos tratará como lo hace con los
santos mientras estemos aquí, y eso es el bien. Pronto nos llevará para que
estemos con Jesús y con todos Sus elegidos, y eso es un bien supremo. Con esta
promesa en nuestros corazones, no hemos de temer al airado Esaú, ni a nadie
más. Si el Señor nos hará bien, ¿quién podría hacernos daño?